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Las tres metas principales de las finanzas personales

En el mundo la mayoría de las personas se enfocan demasiado en las cosas pequeñas, en los satisfactores inmediatos que pueden obtener, en lugar de hacerlo en aquellas cosas que más interesan, no atañen si el beneficio llegará en cierto tiempo. Con frecuencia me encuentro con gente que no sabe lo que quiere, que no se conoce a sí misma ni tiene alineadas sus prioridades.

Instrumentos de corto plazo pueden ser una distracción

Por otro lado, existe también una gran cantidad de herramientas financieras que nos permiten precisamente resolver nuestras necesidades —o deseos— de corto plazo. Un claro y gran ejemplo de ello son las tarjetas de crédito; son como una droga: una vez que veamos los beneficios que tienen y nos enganchan es muy difícil que aprendamos a soltarlas.

La gente más inteligente se da cuenta a tiempo. Otras personas saben que están mal pero tienden a evadir su propia situación y dejan que el problema siga avanzando hasta que explota, porque simplemente no es sostenible.

No son muchas las personas que se ponen a pensar de qué manera las decisiones financieras que toman hoy (por ejemplo, cuando tienen 20 o 30 años) pueden impactar su vida más adelante (cuando estén en sus 40, 50 o más).

Cuando hablo de finanzas personales, suelo mencionar que son eso: personales. Que cada persona es distinta y tiene necesidades diferentes. No obstante, independientemente de ellas, sí hay tres metas principales que todos deberíamos tener.

1. Salir de deudas. Las deudas son lo que más nos aleja de nuestras metas financieras. Endeudarnos implica, por lo general, que estamos gastando dinero que no tenemos. Cuando se trata de tarjetas de crédito, estamos gastando más de lo que en realidad ganamos y eso simplemente no es sostenible.

Recordemos que la única manera de construir un patrimonio es teniendo una diferencia positiva entre lo que ganamos y lo que gastamos. Teniendo un excedente de dinero que podamos, entonces, ahorrar e invertir.

Hay que tomar en cuenta que las deudas hacen todo lo contrario: destruyen el patrimonio que podemos ya tener establecido. Tienen un costo (comisiones y tasas de interés) que es dinero que podríamos estar usando para otras cosas. Nos limitan nuestro flujo de efectivo y nuestra capacidad de ahorro.

Por eso una de las metas financieras más importantes y condición necesaria para construir un patrimonio firme es salir de deudas y bajar sus pasivos.

2. Construir un fondo para emergencias. Muchas veces las cosas no salen de la manera que pensamos. Siempre hay imprevistos que puedan descompensarnos, porque son parte de la vida. Peor aún, podemos tener una racha en la cual las cosas salgan mal. Podemos tener una humedad en la casa y encima una necesidad médica importante; podemos perder un cliente importante por la crisis o la competencia; podemos perder el trabajo, en fin, casos imprevistos hay muchos y nos podemos topar con ellos en cualquier momento.

Para eso tenemos que estar preparados. Un fondo de emergencias evita que esas cosas nos saquen de balance. Nos dan mucha libertad, tranquilidad y seguridad: tres de los valores más significativos para muchas personas.

3. Ahorrar para nuestro retiro. El peor error que cometen los jóvenes es no pensar en ello, pues consideran que aún falta mucho para ello y no tendrían por qué preocuparse desde ahora. Sin embargo el tiempo es tan importante, por el efecto del interés compuesto, que mientras más pronto empecemos a ahorrar más fácil será que en el futuro tengamos un estricto control de nuestras finanzas personales.

La mayoría de las personas se comienza a preocupar por ello hasta que está a la mitad de sus 40 y tiene muchos otros compromisos financieros. No ha terminado de pagar la hipoteca, el auto nuevo, los hijos están en la universidad, etcétera.

Entonces se arrepienten de no haber empezado antes. Perdieron 20 años de su vida en otras cosas, dejando en el completo olvido su ahorro para el retiro y cuando miran hacia adelante se dan cuenta de que ese tiempo tan precioso no lo podrán recuperar. Se dan cuenta de que el monto que tienen que destinar de su ingreso mensual para su retiro a esa edad es ya bastante elevado y quizá fuera de su alcance. Todavía se puede tener una cantidad respetable, pero quizá tendrán que pensar en un estilo de vida más austero para sus años dorados.

Fuente : Diario El Economista de México
Red Iberoamericana de Prensa Económica (RIPE)

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