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El Contador Público como referente para impulsar la transparencia y fortalecer la confianza

El Contador Público como miembro de una profesión depositaria de la confianza y la transparencia, no solo procura la confiabilidad de la información financiera, sino que está inmerso en un proceso de congruencia frente a la sociedad y asume el firme compromiso de ejercerla con sustento en valores éticos y un alto sentido de responsabilidad y honestidad, con el propósito de que su desempeño sea útil para la colectividad.

Esta tarea es crucial y de enorme envergadura, ya que transforma al Contador Público en un referente como impulsor de la confianza y la transparencia, consciente de la relevancia de realizar su ejercicio profesional sin fisuras éticas, con pasión y con entrega para cimentar una plataforma de auténtico compromiso con la sociedad y con él mismo.

Un principio básico de la ética profesional del Contador Público es la responsabilidad que debe tener ante la empresa y la sociedad, dando garantía de transparencia, generando confianza en cada uno de los procesos que lo involucran y lo hacen partícipe del acontecer diario de su vida empresarial. Por ello, debemos ver a la confianza y la transparencia como un binomio complementario, ya que ambas están íntimamente ligadas. De hecho, la transparencia no es un fin en sí misma, sino un medio para conseguir un entorno de confianza dentro de las organizaciones. Mientras que la transparencia es un procedimiento que puede resultar, sin duda, útil —aunque no único para generar confianza—, esta última es un valor intelectual, social y emocional que se adquiere tras una confirmación a lo largo del tiempo de que las palabras van acompañadas de actitudes y hechos.


Comencemos con la transparencia

La transparencia no es un fin en sí misma, sino un medio para conseguir un entorno de confianza dentro de las organizaciones, como un compromiso y una actitud permanente de relacionamiento en los equipos de trabajo. Asimismo, posibilita la apertura, contribuye a generar certidumbre, facilita la rendición de cuentas a los grupos de interés e inhibe la corrupción.

Los vertiginosos cambios que se presentan en el entorno de negocios mundial pueden originar la pérdida de una visión clara de los límites entre lo honesto y lo que no es; dónde acaba lo digno y cuáles son los principios morales que deben regir la conducta del Contador Público, quien, ante tales circunstancias, tiene una responsabilidad por la propia naturaleza de su profesión, toda vez que, ciertamente, uno de los mayores retos que enfrenta la Contaduría Pública es consolidar su visión como barrera infranqueable contra la deshonestidad, la defraudación y la corrupción. Por ello, su ejercicio demanda que la propia conducta del Contador refleje un inquebrantable compromiso hacia la transparencia, la verdad y la honestidad de la información financiera.

La confianza, ¿por qué es tan importante?

De algún modo es el lubricante social que fomenta y facilita las relaciones de interdependencia. Esta es la auténtica clave del trabajo en equipo y constituye la fórmula natural que los seres humanos empleamos para superar la incertidumbre que siempre está presente en nuestras relaciones con los demás.

Como anticipamos en párrafos previos, la confianza se adquiere a lo largo del tiempo tras confirmar que a las palabras le siguen los hechos, y a las enseñanzas el ejemplo de la persona. En cierto modo los mejores discursos se dan con el testimonio de vida, se trata de la voz más convincente, persuasiva y expedita con la que cuenta la palabra. A esto se le llama congruencia.

Este es, precisamente, un tema fundamental en torno al papel del Contador como referente, toda vez que la congruencia al actuar honesta y éticamente, tanto en lo público como en lo privado, indudablemente, contribuye a fortalecer a la profesión como depositaria de la confianza y la transparencia. La actuación ética no puede reducirse a un horario de trabajo, cuando un profesional ha cimentado los principios correctos en sus decisiones lo manifiesta en todo momento y en toda situación; no se puede caer en la incongruencia de promocionar la justicia, el buen actuar, la honradez y el buen juicio, si saliendo del ámbito laboral hace todo lo contrario.

El Contador Público debe hacer lo correcto siempre, no solo cuando está frente al escrutinio público. Hacerlo en privado, cuando nadie lo ve, cuando no tiene que quedar bien con nadie más que con él mismo, es lo más difícil y también lo más valioso.

Sin embargo, no podemos ignorar que el ser humano puede sentir la tentación de actuar en contra de su voz interior, sobre todo si nadie lo ve. Y es en estos momentos cuando los valores del contador público se ponen realmente a prueba, cuando resulta fundamental resistir la tentación y proteger la integridad con todas sus fuerzas.

Vivir congruente y éticamente va más allá de prestar un servicio, es una forma de ser y demuestra que el respeto a la normatividad y a los demás es una parte integral de la vida del Contador Público, significa que la ética forma parte de su esencia. Este debe ser el ideal de cada profesional.

La Contaduría Pública es una profesión que con su ejercicio confirma que es capaz de estar de pie ante la sociedad, de defender el interés público y de proteger la confidencialidad de sus clientes. Con la actuación de cada uno de sus integrantes ratifica que no es una profesión minusválida que pone en duda la confianza de la sociedad y la de sus clientes, sino que, por el contrario, al ejercerla la enaltece y fortalece cada día.

No obstante, detrás de muchos delitos es posible que esté alguien que sepa de números, de finanzas, pero también es cierto que son los Contadores Públicos, quienes al hacer bien su trabajo evitan que se cometan este tipo de delitos. Esto significa, entre otros aspectos, defender que la confidencialidad nunca ha sido para los Contadores Públicos lugar de amparo o protección ante la falta de transparencia y/o corrupción, y que con su trabajo y desempeño honran la confianza que les ha sido conferida.

Por lo anterior, en muchos casos los Contadores Públicos se convierten en héroes anónimos, ya que en el cumplimiento estricto de su labor profesional, actúan con ética, honestidad y disciplina, y evitan actos de corrupción /o deshonestidad. Esas acciones de integridad son para ellos acciones comunes que aseguran que su propia conducta refleje un inquebrantable compromiso hacia la verdad y hacia la honestidad de la información financiera. El Contador Público debe ser un promotor de la transparencia y la confianza en cada acto de su ejercicio profesional. Es su esencia.

C.P.C. Francisco Pérez Cisneros/Socio Director General de Deloitte

Fuente: Revista Contaduría Pública www.contaduriapublica.org.mx

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