Es fundamental comprender el sentido del grupo de empresarios aglutinados en las cámaras empresariales (que en la actualidad se ha puesto de moda, pero muy pocos la entienden y la practican), me refiero a “la responsabilidad social empresarial y el desarrollo sustentable”; es aquí donde se enlaza la gestión basada en los valores con los actores que dan vida y trascienden a las organizaciones, quienes al adoptar esta manera de vivir perduran y ganan el respeto, la fraternidad, la paz y el desarrollo integral en este mundo de carencias.
Por desgracia, para algunas empresas únicamente es parte de un “logro”, ya que lo practican solo por guardar las apariencias, lo cual es comprensible por los valores perdidos o intercambiados por el egoísmo, la avaricia y la soberbia moral, ética e intelectual
Nuestro maestro y doctor David Molina Castillo (q.e.p.d), nos recordó que el punto débil por lo que no crecemos como país es porque adoptamos el círculo vicioso del “hombre es lobo del hombre”, nos alejamos o, lo que es peor, olvidamos que somos parte (una célula) de este país y del mundo que es urgente salvar, ya que es nuestra casa, por ello es urgente retomar los principios básicos que señala una agrupación como los siguientes:
- Respeto a la dignidad de las personas y fomentar su desarrollo integral.
- Bien común.
- Destino universal de los bienes (pobres o ricos).
- Subsidiaridad apoyando a las pequeñas empresas para que crezcan.
- Participación, consecuencia del punto anterior, no solo pedir, sino dar a su vez.
- Solidaridad.
Estos principios, me parece, solo son posibles con verdad, libertad, justicia y paz, subrayando como líneas de acción para lograrlos:
- Ética y transparencia (necesidades espirituales).
- Calidad de vida (necesidades humanas).
- Generación y justa distribución de la riqueza (necesidades materiales).
Estos deben llegar a los ocho campos de interés como una alineación en todos los sentidos: horizontal, vertical, cruzada, interrelacionados y convergente, con su visión, misión y objetivos; es decir, la triple hélice: sociedad–gobierno–universidades, pero segmentando sus estrategias para luego unificarlas: sociedad, gobierno y universidades.
Si los actores comprenden esta filosofía, lo más seguro es que las crisis se puedan contener (poner un muro) y a partir de la contención, diseñar estrategias para que logremos un cambio y una posterior evolución en aras de un planeta con rentabilidad (integral) de los valores.
Dr. Carlos Enrique Pacheco Coello/Investigador financiero y consultor/Catedrático en Licenciatura y Posgrado UADY/pcoello@uady.mx
Fuente : http://contaduriapublica.org.mx/