La formación del profesionista es tarea de la universidad, del maestro y de las instituciones que agrupan a los profesionales, también es tarea de las firmas profesionales mejorar cualitativamente la enseñanza.
Es necesario que en los cursos de actualización y formación que imparten a sus colaboradores mantengan un equilibrio entre el componente técnico y el formativo de cualidades profesionales y morales. Desde el punto de vista moral, la firma deberá impartir conocimientos sobre la actitud del profesionista ante la sociedad y la trascendencia de su papel profesional de acuerdo con los principios éticos que norman su disciplina.
"Las firmas sobresalientes tratan a las personas como adultos, inducen la innovación práctica, proporcionan formación y oportunidades de perfeccionamiento.”
Las firmas deben distinguir con claridad entre lo que es educación y lo que es instrucción. Es evidente que sus colaboradores tienen que aprender y enseñar las técnicas y los procedimientos indispensables para realizar su trabajo y eso es instrucción. La educación es otra cosa, su fin es el hombre mismo. No basta ser instruido, hay que aprender a ser un profesional íntegro; el profesional educado es un ser ético. Lo verdaderamente esencial es que se estimule en los integrantes de una firma, su responsabilidad de actualizarse constantemente en los conocimientos propios de la profesión y, al mismo tiempo, de su formación humanística para llegar a ser un profesional efectivamente integrado a la sociedad.
Una institución vale lo que las personas que están en ella. La política de personal de la firma sobresaliente tiene varios aspectos, y el principal de ellos debe ser el extraordinario proceso de formación y enseñanza por medio del cual se imprima carácter en los recién ingresados. El sistema de formación supone un poderoso adoctrinamiento de los jóvenes y los cursos periódicos de formación profesional deben incluir temas acerca de la historia y organización de la firma, puntos sobresalientes sobre la calidad profesional y personal de cada uno de sus fundadores y socios; sus sistemas de trabajo; sus clientes principales y, por supuesto, los principios fundamentales de la ética profesional.
En cada escalón de su carrera recibe una formación adicional que incluye siempre una dosis de ética y de actualización profesional. Los integrantes de estas tienen el propósito de buscar talento y potencial en las propias filas, así de localizar al hombre adecuado para cada posición. Estudian las posibilidades de cada colaborador en más de un sentido, a fin de averiguar en qué dirección podrán desarrollarse al máximo sus posibilidades. Uno de los valores más estimados es la aptitud para enseñar y hacer progresar a las personas.
Se requiere un adoctrinamiento constante de los recién ingresados y una formación permanente de los que van escalando posiciones. Se precisa también la continua expresión y reiteración de aquello que la institución honra, valora y en lo cual se cree. Se necesita una atención obsesiva del nivel superior de la firma, una cuidadosa atención a los recursos humanos, desde el ingreso hasta el retiro.
Inculcar formación es un desafío a la creatividad porque implica transformar personas y grupos haciéndoles pasar de neutros y técnicos a partícipes dotados de un sello, una sensibilidad y compromiso particulares. Se trata, en definitiva, de un proceso educativo. Se ha dicho, con razón, que el líder eficaz debe conocer el significado y dominar la técnica del educador. El arte del líder creativo es el arte de crear instituciones, de remodelar los recursos humanos y tecnológicos, para formar un organismo que encierre valores nuevos por encima de las necesidades técnicas de la tarea inmediata. El líder institucional es, fundamentalmente, experto en la promoción y protección de valores humanos.
No es posible limitarse a ordenar a los subordinados que colaboren, se tienen que dedicar muchas horas a la formación de un equipo eficaz y, una vez que el equipo está en marcha, desarrollar una identidad grupal propia.
Las personas aprenden por imitación. El socio responsable de cada grupo debe permanecer accesible para el personal de campo, llevar la formación hasta las filas, practicar la visibilidad del mando.
En consecuencia, es necesario ir al campo y escuchar mucho, y de todo ello sacar una comunicación más desinhibida con los empleados de la firma. El grado de motivación del personal es digno de verse, cuando se dan cuenta de que realmente existe interés de los socios y gerentes hacia los diferentes trabajos que ellos desempeñan. Cuando ven que las personas de los niveles más altos efectivamente se interesan en ellos empiezan a poner un auténtico interés en su trabajo.
El contacto con la base a través del cual la plana mayor ejerce su función de guía sin minar la autoridad del mando de línea, es trabajar con las personas, no dándoles órdenes, sino vendiéndoles los méritos del programa, la importancia del trabajo, su lógica y sus objetivos.
Las firmas sobresalientes tratan a las personas como adultos, inducen la innovación práctica, proporcionan formación y oportunidades de perfeccionamiento para todos.
La cuestión de la productividad es simplemente humana… lealtad, compromiso mediante una educación eficaz, identificación personal con el éxito de la firma y, más sencillo aún, la relación humana entre el colaborador y sus jefes.
C.P.C. Enrique Zamorano García
Maestro Emérito del IPN
Fuente: http://veritasonline.com.mx/